Volveos

Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos

Zacarías 1:3


Vivimos una vida bastante apresurada, en ocasiones las urgencias del momento, las preocupaciones, las responsabilidades o algunas cosas de la vida misma, como que nos hacen descuidar otras, que pueden llevarnos a perder de vista lo que realmente es esencial a los ojos de Dios; algunos, pocos o muchos como que no se perciben el descuido de la vida espiritual, día a día, semana a semana, como que se va cortando la relación espiritual para con Dios, la rutina y las preocupaciones y sin proponernos vamos de forma directa contra los buenos deseos de Dios; los asuntos de Dios van perdiendo relevancia pasando a un segundo plano sin que lo notemos en la inmediatez, el amor se va enfriando gradualmente, se comienzan a realizar o a practicar cosas que no condicen con las enseñanzas divinas, o volvemos a traer cosas que ya habíamos superados y que pertenecían a la vieja vida porque la conexión con Dios ha quedado cortada.


El llamamiento a la comprensión, al sacrificio, a la santificación, a la piedad y perseverancia en el camino de la fe, no es para nada fácil, requiere entrega, paciencia, y una profunda transformación del corazón, porque conforme es el corazón del hombre así es él; si alguien te quiere pintar el camino de la fe como fácil, cómodo, sin desafíos, es muy probable que no conozca el camino, que se halla extraviado o que su alma este vaciada de propósito y amor divino, el desafío más grande y más hermoso a la vez es poder llegar a ser como Jesús nuestro Señor y Salvador, el mandato es; Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto (Mateo 5:48)


Sed imitadores de mi como yo de Cristo, (1 Corintios 11:1) no hay lugar a dudas, la vara está alta, existe un llamado desde el corazón de Dios a la perfección, es muy probable que Dios no está buscando una réplica de lo que él es en cuanto a su santidad, o carácter, más bien la pretensión de Dios es que todos lleguemos alcanzar una espiritualidad madura, completa, como está escrito: hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13) nuestra vara a imitar es Cristo, llegar a ser como él es el desafío, es la meta para el creyente.


Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.

Salmo 37:5

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.

1 Corintios 3:6-8

Algunos pueden pensar al pasar el pastor se ha radicalizado, se ha fanatizado, se ha apasionado demasiado, pero, la verdad es que he aprendido que Dios es quien hace la obra, unos plantan otros riegan, pero, el crecimiento siempre está en manos de Dios, tenemos que reflexionar una vez por todas que papel ocupa Dios en nuestra transformación y crecimiento espiritual que nos impulsa hacia el propósito divino para con nuestras vidas.


No tengo bien en claro si comprendemos los términos que empleamos a menudo dentro de un lenguaje cristiano que trata de trasmitirnos la voluntad, los planes de Dios, y como alcanzarlos, creo que existe cierto consenso con la palabra proceso, hemos asimilado que cada vida tiene que ser procesada, para alcanzar el propósito, el plan de Dios, que él tiene determinado para cada uno desde antes de los tiempos, (Jeremías 1:5; Efesios 1:4-15).


Quizás la clave, la llave de volver al camino vivo y eficaz es a través de las pequeñas cosas que nos permiten reconectarnos espiritualmente, la oración sincera, una pausa para reflexionar sobre la palabra de Dios, un acto de bondad o piedad hacia el prójimo, encontrar los tiempos para congregarnos, cada acción cuenta para reavivar el fuego del Espíritu; siempre habrá un camino de retorno, el vínculo con Dios nunca está perdido del todo, redescubrir la cercanía de Dios puede llegar ser algo tan impactante que todo tu mundo puede llegar a transformarse para gloria de Dios.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

Efesios 2:8-9


Extraviarse, salirse del verdadero camino en algún momento no está bueno, puede ser muy doloroso, pero, vivir extraviado de la gracia de Dios, después de haberla conocido es más que embromado, porque al final del camino solo resta el sufrimiento y la condenación eterna, pero, lo más terrible, es saber que nuestro Dios nos ama y está dispuesto a perdonarnos, que él no dejará de amarnos, su amor es eterno, su misericordia no se agota, él siempre está extendiendo su mano en rescate al pecador.


Todo tiene su tiempo, su momento, su hora debajo del sol, quizás es el tiempo de mirar los caminos transitados en el tiempo de la bendición y hacer los ajustes necesarios por pequeños que sean y alcanzar los caminos justos y buenos, es el momento indicado de buscar a Dios ya que este está cercano y puede ser hallado de los que le buscan, reflexionemos sobre los caminos recorridos y pensemos donde estamos, como estamos, y hacia dónde vamos, los cambios de hoy tendrán una influencia, un resultado distinto mañana, los ajustes aplicados hoy con el fin de regresar a Dios nos llevarán a destinos inesperados y maravillosos.


Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Salmo 37:3-4