la voz del Espíritu

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

1 Corintios 2:12-13


La iglesia necesita indiscutiblemente la sabiduría y el poder de Dios para llevar adelante los propósitos vivos y eternos de Dios para con este mundo, en primer lugar, existe un contraste entre la sabiduría y el espíritu de este mundo, con la sabiduría y el Espíritu de Dios, esto ha creado una tensión constante desde los tiempos antiguos y sigue creando hoy tensiones a la iglesia que vive y proclama la vigencia, la invariabilidad, la inerrabilidad y autoridad de las sagradas escrituras

La afirmación apostólica es clara, marca, señala una crucial diferencia entre el espíritu del mundo y el que proviene de Dios; nosotros los hijos de Dios no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el que proviene de Dios para que podamos entender lo que Dios nos ha concedido, nos ha otorgado.

Cuando hablamos del Espíritu de Dios estamos hablando de algo más que la trasmisión de información, estamos hablando de la revelación divina que está en él para con nosotros, la mente, el conocimiento, la razón humana por sí sola no puede penetrar en los misterios divinos que transformarán nuestras vidas y nos ayudaran alcanzar la voluntad de Dios, los propósitos divinos pensados desde antes de los tiempos, solo el Espíritu Santo puede abrir nuestro entendimiento y sensibilizar nuestro corazón para recibir la revelación divina.

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho (Juan 14:26) definitivamente el conocimiento más poderoso y valioso que podemos tener es reconocer que la razón, que el conocimiento racional no nos puede llevar al centro de la voluntad de Dios, porque el conocimiento racional carece de vida.

Mientras que, de la dirección de Dios Espíritu Santo, nos lleva, nos conduce al propósito divino, necesitamos la fe, la humildad como verdaderas vías de acceso a la sabiduría divina que nos conduce a los caminos verdaderos y eternos de Dios.

Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Hechos 1:8

Algunos pocos o mucho piensan que el Espíritu Santo es una fuerza abstracta, indefinida, que existe como símbolo, como un concepto, como una noción por el simple hecho que no experimentan, no viven, no disfrutan de su presencia, hablan, piensan y actúan desde el desconocimiento.

El Espíritu Santo es Dios mismo que manifiesta su poder vivificador sobre la vida de la iglesia, impulsándola a cumplir con su llamado imperecedero de ser testigos de Cristo a toda criatura y hasta lo último de la tierra.

Captemos con la mayor claridad y urgencia posible que el maravilloso Espíritu Santo es poder de Dios en la iglesia de Jesucristo, poder con propósito, poder con una maquinación divina que emana del propio corazón de Dios, el poder del Espíritu no es para la autopromoción, no es para promocionar nuestros propios planes o ideas, él ha venido sobre su iglesia para la proclamación del glorioso evangelio de Cristo con poder y autoridad.

Está bien claro, bien determinado de parte de Dios, de ir y ser testigos a toda criatura y a todas las naciones, la iglesia de Jesucristo tiene una impronta marcada a fuego en el corazón de cada creyente nacido de nuevo, y es ir a toda criatura, a todo el mundo testificando del amor y el poder sin igual de Dios que desea desde su corazón que nadie se pierda.

La urgencia de ir a todos y a todas es la manifestación del amor y la misericordia de Dios; si podemos comprender esto, el Espíritu Santo nos dará las fuerzas, nos capacitará, nos equiparará y nos transformará a todos de tal manera que reflejemos la pasión y el amor de nuestro Cristo.

El Espíritu Santo es poder de Dios en la iglesia de Jesucristo, poder con un propósito bien claro, bien determinado de parte de Dios, ser testigos a todo el mundo, la iglesia de Jesucristo tiene una impronta marcada a fuego que es: ir a toda criatura, a todo el mundo testificando del amor y el poder sin igual de un Dios que desea desde su corazón que nadie se pierda.

La iglesia de Jesucristo no ha sido establecida en este mundo para permanecer con su luz y conocimiento dentro de cuatro paredes, la iglesia ha sido llamada afuera donde está el perdido, el que sufre, el incrédulo, porque con ese propósito se manifestó el Hijo de Dios, como está escrito: el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10)

No hay dudas las escrituras resaltan de manera inequívoca la autoridad, el poder y la misión que Jesús delegó a sus discípulos, poniendo énfasis en la importancia de la transformación espiritual y el compromiso con el reino de Dios; es un hecho que, si la iglesia no es transformada conforme al corazón de Dios, y no asume la responsabilidad de la predicación del evangelio a toda criatura y a todas las naciones terminará fosilizándose o enterrando lo que Dios le ha concedido para el crecimiento, desarrollo y madurez del reino de Dios.

La soberanía divina nos trae la revelación que Dios tiene el control absoluto de todas las cosas, nadie podrá hacer menguar y mucho menos enajenar esa autoridad suprema de Dios; mientras tanto el empoderamiento de la iglesia nos exhorta, nos llama a vivir con autoridad y propósito por medio de nuestra fe en Cristo Jesús.

Reflexionar sobre el papel de la iglesia en el mundo y su relación con Dios, se hace una necesidad imperante, entender para que estamos en este mundo, que debemos de hacer, hacia donde nos dirigimos, son preguntas más que importante para alcanzar la voluntad el propósito de Dios.

La iglesia, el templo, no es un refugio de cuatro paredes totalmente pasivo, timorato, indiferente gastando todos sus recursos espirituales y materiales en el funcionamiento del templo y sus actividades; no quiero decir con esto que no está bien invertir en templo y sus actividades, está muy bueno, a mí en lo personal me gusta tener actividades, pero, la iglesia debe de ser una comunidad viva que va por los perdidos que habitan en un mundo herido por el mal, por el pecado, la iglesia debe de tener prioridades, debe de ser una congregación jugada, lanzada, identificada al cien por cien con Cristo y su obra más allá del costo sacrificio con tal de alcanzar al perdido.


Tenemos como iglesia de Jesús el desafío impostergable de ser testigos fieles de Cristo, ya que hemos recibido poder, cuando vino sobre nosotros el Espíritu Santo, vivir el empoderamiento de parte de Dios nos expone a la necesidad de renovar el pensamiento y vivir según los valores establecidos en las escrituras; compartiendo en todo tiempo, a toda criatura y a todo el mundo las buenas nuevas de salvación tal cual Jesús mandató a su iglesia, a sus discípulos, a sus seguidores.

Amados ya hemos visto que conforme es el pensamiento del hombre así es el (Proverbios 23:7), nosotros actuamos en conformidad a nuestros pensamientos, es un hecho que nuestro corazón es como una bóveda, como una caja de fuerte, nuestro corazón es un lugar seguro donde guardamos tesoros.

Las escrituras nos enseñan, nos trasmiten un conocimiento de que existen tesoros malos y tesoros buenos, y el buen hombre del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el mal hombre saca del mal tesoro de su corazón cosas malas, por lo tanto, el buen hombre hablara buenas cosas, pensará buenas cosas, soñará con buenas cosas, emprenderá buenas cosas, porque su corazón está lleno de buenas cosas, de buenos pensamientos; por el contrario, el mal hombre sacara hablara malas cosas, pensará malas cosas, soñará con malas cosas, emprenderá malas cosas, porque su corazón está lleno de malas cosas (Lucas 6:43-45)

Quiero decirles que la iglesia no será más, no será menos que el pensamiento que la alimenta, que la nutre, que le da identidad, ese pensamiento refleja la verdad de quien se es, encarnando las características de lo que está lleno el corazón.

Jesús advierte que hay diferentes tesoros guardados en el corazón, estos son buenos o malos, el pensamiento que alimenta la iglesia tiene raíces que van determinando la forma en que crece, se desarrolla, se expresa, como actúa, sin embargo, tanto la corriente del bien como la del mal habitan en el hombre.

Pablo dice los siguiente: Yo sé que, en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminoso no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo. Quiero hacer lo que es bueno, pero no lo hago. No quiero hacer lo que está mal, pero igual lo hago. Ahora, si hago lo que no quiero hacer, realmente no soy yo el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí. (Romanos 7:17-20)

Como iglesia de Jesucristo deseamos de corazón la llenura del Espíritu Santo como está escrito "Sed llenos del Espíritu", entrar en la corriente divina es escuchar la voz del Espíritu, maravilloso consolador que nos enseñará y nos recordará todas las cosas de Jesucristo, la voz del Espíritu no es otra cosa que el pensamiento divino que brota del propio corazón de Dios y lo llena todo.

Cuando la iglesia es alimentada o se alimenta de esa voz proveniente de Dios Espíritu Santo se convierte en un cuerpo vivo, que va por el propósito de Dios para con ella, la iglesia recibe la capacidad de ser guiada en la verdad, totalmente equipada para amar, restaurar, alcanzar al perdido en unidad.

La corriente del Espíritu es lo que produce, vida, y no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús;porque nosotros pertenecemos a él, el poder del Espíritu es el que da vida a los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte. (Romanos 8:1-2)

También está la otra corriente que quiere, que desea dominar los pensamientos, que batallan constantemente contra el deseo del Espíritu, esta fuerza radica y se fortalece en nuestra naturaleza humana pecaminosa que desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu.

El Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza humana, pecaminosa. estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones, pero, cuando el Espíritu los guía, ya no están obligados, tenemos el poder para vencer.

las interpretaciones, los razonamientos, las tradiciones, las ambiciones, los temores, cosas que tienen su fortaleza en la naturaleza pecaminosa del hombre, verdaderas estructuras que fraccionan, que dividen, intensiones que buscan batallar contra el Espíritu de Dios, al confrontarlas en obediencia a la voz del Espíritu Santo, no pueden distorsionar la identidad de la iglesia.

Quiero decirles que la iglesia no será más, no será menos que el pensamiento que la alimenta, que la nutre, que le da identidad, ese pensamiento por el cual la iglesia sabe quién es, sabe que hacer y sabe a dónde va; la iglesia en definitiva tiene dos corrientes bien identificadas; a) la divina; b) la humana.

Es un hecho que el pensamiento de Dios para su iglesia está absolutamente claro, y que llegará a todos aquellos que han sufrido la renovación en el pensamiento, porque ninguna mente podrá imaginarse lo que Dios tiene preparado a menos que Dios la revele por medio de su Espíritu.

Cuan necesario es la comunión con Dios, porque el pensamiento renovado, restaurado no implica necesariamente un cambio intelectual, porque el Espíritu es el único capacitado como para revelarnos los secretos de Dios, solo el Espíritu Santo escrudiña el corazón, los pensamientos de Dios, y es capaz de abrir los ojos y oídos espirituales del hombre para captar las diferentes revelaciones de lo invisible, de lo eterno, y el alcance de las promesas y la autoridad de las escrituras.

Para el hombre natural los caminos de Dios son inescrutables, insospechados, insondables, algo locos, sin embargo, parta el que ha nacido de nuevo, y la renovación ha comenzado, la revelación divina viene a él, trayéndole cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, estas son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman, pero Dios se las revelo a sus hijos por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios (1 Corintios 2: 9-10) gracias Padre , Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. (Mateo 11:25)

Es un hecho que el pensamiento de Dios para su iglesia está absolutamente claro, y llegará a todos aquellos que han sufrido la renovación en el pensamiento, porque ninguna mente podrá imaginarse lo que Dios tiene preparado a menos que Dios la revele por medio de su Espíritu, porque el Espíritu es el único capacitado como para revelarnos los secretos de Dios porque solo el escrudiña el corazón, los pensamientos de Dios (1Corintios 2.9-10)

Nuestro Dios tiene y tendrá secretos que nadie conoce, por lo tanto, no se nos pedirá cuenta por aquello que no conocemos de Dios, pero, es un hecho que por aquello que nos ha sido revelado Dios nos pedirá cuentas, así que esforcémonos hasta los límites de nuestro entendimiento para alcanzar la renovación del pensamiento, no podemos conformarnos a los pensamientos este mundo, porque a través de los pensamientos o la sabiduría del mundo jamás lograremos discernir la voluntad, el propósito de Dios para con nuestras vidas, para con su iglesia.

Lo catastrófico, lo nocivo o simplemente lo peligroso es que la iglesia, el creyente caiga en imitaciones de las costumbres o las conductas de este mundo para alcanzar el propósito, el plan de Dios, ese no es el camino, ya no tenemos el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios, para que podamos entender lo extraordinario que nuestro Dios nos ha concedido, el hombre natural jamás podrá entender las cosas del Espíritu, porque para él son locuras; (1 Corintios 2.12-14)

El creyente debe de esforzarse y dejar que Dios lo transforme en personas nueva cambiando su manera de pensar y entonces comenzará a entender la voluntad de Dios la cual es buena, agradable y perfecta, la renovación del pensamiento es clave en el proceso de crecimiento y desarrollo del reino, porque conforme es el pensamiento del hombre así es él, alcanzar a tener una mente de Cristo es la meta de una iglesia comprometida con la causa de Cristo. (Colosenses 2.10-16)