la guerra

La guerra es la sonrisa del diablo y 

tiene varios profetas amantes de la guerra haciéndole sonreír 

(Myrp)


Oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino

Mateo 24:6-7

Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; (Mateo 24:6-7)


La ambición es una fuerza poderosa que puede construir o destruir, depende de cómo se canalice la misma; la historia y la naturaleza humana dan testimonio que la ambición es como una moneda de dos caras, en una de sus caras podemos apreciar la brillantez del hombre buscando hacer del mundo un lugar más digno, más saludable, más justo, buscando siempre la innovación y el progreso para bien, los adelantos científicos, tecnológicos, la lucha por la autonomía y los derechos fundamentales en vida de cualquier hombre o mujer es una prueba evidente de esta realidad.


La otra cara de la moneda es cuando esa ambición se transforma en una codicia desenfrenada, en un deseo desmedido que causa guerras, desigualdades, conflictos armados, traiciones, la búsqueda de riquezas y vanagloria a cualquier precio, la historia esta plagada de estos ejemplos que dejan huellas y cicatrices imborrables en pueblos o naciones enteras. La humanidad ha llegado en estos tiempos al índice más bélico de su historia, el índice de conflictos está en aumento hoy existen cincuenta y seis conflictos armados de los cuales nueve pueden ser considerados a gran escala, donde hay noventa y dos países de una forma u otra involucrados.


Algunos, pocos o muchos seres humanos a lo largo de la historia han intentado frenar de una manera u otra los impulsos más destructivos del hombre ambicioso, lamentablemente en muchas ocasiones no han podido lograrlo, algunos, pocos o muchos hombres que se han manifestado a través de los tiempos no han hecho más que perseguir el deseo ardiente de conseguir lo que quiere sin medir consecuencia alguna, aman de manera especial el poder, las riquezas, la vanidad, o la simple fama.


A lo largo de los siglos, muchos han intentado frenar los impulsos más destructivos de la ambición humana con diferentes movimientos sociales o acuerdos políticos internacionales o nacionales; por ejemplo, la O.N.U, creada en 1945 después de la segunda guerra mundial, con el propósito de mantener la paz; la O.N.U esta integrada por 193 miembros (paises) y es un claro ejemplo de cómo la humanidad ha tratado de institucionalizar mecanismos para prevenir conflictos y promover la cooperación internacional; sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, el mundo sigue enfrentando tensiones y conflictos impulsados por intereses de poder, riqueza y prestigio.


La O.N.U tiene agencias especializadas muy fuertes como UNESCO que promueve la educación, la ciencia, la cultura, la comunicación, entre las naciones afiliadas con el propósito de fomentar la paz, la seguridad, y la igualdad entre ellas; también está UNICEF quien se ocupa de la protección y bienestar de la infancia, la adolescencia, buscando el cumplimiento de sus derechos en todo el mundo; la O.M.S es un organismo que también depende la O.N.U. cuyo principal objetivo es coordinar repuestas a los diferentes problemas de la salud pública a nivel global.


Existen muchas más organizaciones a nivel mundial, regional o nacional que están activadas a través del pensamiento que busca una igualdad de justicia y bienestar social para con todos los hombres que son amantes de la paz. ¿Podemos llegar a creer en la gloriosa realidad de que el hombre por sí mismo podrá de alguna manera lograr equilibrar la ambición con un sentido más elevado de justicia y bienestar colectivo?


Sinceramente podemos apreciar cómo estas organizaciones se enfrentan a fracasos constantes al no poder lograr o alcanzar, las sagradas escrituras como que nos señalan que estas cosas irán creciendo a medida que nos acercamos a los últimos tiempos (Mateo 24) y cuanto digan paz y seguridad  vendrá el fin.


 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá, así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

                                                                   1 Tesalonicenses 5:3