esposa mia

Al caminar por la galería de vida en las profundidades de mi alma puedo ver hermosas e imborrables pinceladas con sus hermosos colores y sus deliciosos néctares perfumados imposibles de olvidar, imposible de no gustar, de no disfrutar de ellos; galería cargada de pinceladas divinas, donde la gracia no permite que los colores se languidezcan, se desvanezcan y mucho menos que se borren.

Galería de vida donde el alma se embriaga de las más hermosas fragancias llenas de propósitos y amor, una perfecta armonía de la gracia de Dios, donde lo divino se asoma invadiendo, llenándolo todo con el inexplicable reflejo del amor sin igual, único.

Maravillosa galería que es el lugar de mi alma donde lo cotidiano se transforma en sagrado, donde lo venerable se transforma en hoja de vida, donde el viejo y duro hombre del pasado queda sin palabras, anonadado, como cargando una maleta algo torpe frente a lo alucinante que el creador exhibe, extasiado, sin saber que decir o explicar ante tal belleza solo puedo decir que el amor sin igual que proviene del corazón de un hombre y una mujer nos revela la grandiosidad del pensamiento de Dios.

Camino boquiabierto con un corazón extasiado en la galería de la vida, escuchando una sinfonía nacida del alma misma; me detengo ante uno de mis cuadros favoritos con colores tan fuertes y definidos, con aromas tan frescos y fuertes que parece que recién se acaba de pintar, como desafiando el tiempo, pero, El, yo y ella sabemos que ese cuadro lleva 45 años ocupando ese lugar único, no es tan solo una imagen, es memoria viva, es testimonio de amor, es un altar de lo cotidiano, hasta que la muerte nos separe, pero, por la gracia de Dios se transforma en eterno.

Mi corazón se conmueve, se inquieta, se emociona entre los trazos lleno de colores, y las aromas que desafían al tiempo, como si el Espíritu mismo lo hubiera sellado con fragancias llenas de amor y propósito, es como si nuestro amor fuera como una ofrenda que trasciende el tiempo y se convierte en un altar, El, yo y ella, sabemos que esta es una obra entretejida con amor, obediencia, fidelidad, ternura y esperanza, el cielo mismo nos susurra que nuestro amor es más fuerte que la misma muerte.

Amada esposa en estos 45 años, caminando en el propósito de Dios, hay una realidad de vida que nos envuelve que tiene un peso sagrado de gloria que nos sostiene y es que vivimos en un reino donde lo viejo no se descarta, sino que se honra, se redime, se renueva, se vuelve un testimonio de vida que nos trasciende, amor, te amo como el primer día, de volver a nacer me volvería a casar contigo.

Yo soy de mi amado, 

Y conmigo tiene su contentamiento


                                                              Cantares 7:10


Martin Itamar Rivero para su esposa Carmen Novas.